Es un hotel de encanto que se encuentra en un fuerte del siglo XVII. La decoración es como la de los Paradores. Los espacios comunes son impresionantes; tiene una pequeña capilla, patios, etc. Las habitaciones son modernas, pero están muy bien. También es muy recomendable el restaurante, que está muy bien de precio y de calidad. Los platos de bacalao, muy bien elaborados. Aunque no está en el centro de la ciudad, se llega andando en 10 minutos.
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